Un enfoque es “una forma particular de abordar un determinado problema enmarcado, por supuesto, en un paradigma científico” (Arroyo, 2003). Paradigma científico y el respectivo enfoque orientan la investigación, que a su vez plantea las diferentes teorías sobre las que se sustenta la praxis. Para la evaluación psicopedagógica, el enfoque determinara los objetivos de la evaluación, la manera en que se recogerán los datos, como estos serán analizados e interpretados, y, finalmente, el manejo de diagnostico e intervención.
Los enfoques de la psicopedagogía se derivan directamente de las diferentes corrientes psicológicas y su definición de inteligencia. Así, podemos distinguir cuatro enfoques principales: el psicometrico, el conductual, el dinamico y el pedagógico.
El enfoque psicometrico, también denominado tradicional, encuentra su origen en la investigación cuantitativa de la inteligencia con las escalas de medición del CI, concibiendo la inteligencia como un conjunto de aptitudes. Desde los trabajos de Binet, que relacionaban edad cronológica (EC) con la edad mental (EM), se desarrollaron diferentes modalidades de medición y diagnostico, entre las cuales se encuentran incluso la aplicación de instrumentos que admiten cierta interpretación intuitiva. La evaluación psicotécnica, no obstante, es esencialmente normativa y nemotécnica y la orientación es indirecta, ya que los exámenes psicotécnicos son radicalmente opuestos a las situaciones de aprendizaje.
El enfoque conductual se diferencia del abordaje psicotécnico, en tanto rechaza las evaluaciones “de laboratorio” e insiste en la importancia de evaluar al sujeto en su contexto natural. No utiliza conceptos normativos, ya que no considera que la conducta sea algo estable, y admite que esta responde a factores de herencia y de ambiente, desde el paradigma ABC (antecedentes – behavior – consecuente). Se vale de la observación sistemática y la estrategia multimetodo, multisituacion y multiconducta en la fase de recogida de datos. Principalmente se busca identificar las conductas que deben ser reforzadas y las que deben ser reducidas o eliminadas, para desarrollar los procedimientos adecuados con los que se puedan lograr estos objetivos.
Desde el enfoque dinámico, la inteligencia se concibe como un conjunto de conductas y habilidades, las cuales pueden ser aprendidas o entrenadas. El aprendizaje se puede potenciar, en tanto consiste en la acumulación de estructuras cognitivas, las cuales se construyen jerárquicamente. Basado en los trabajos de Vigotsky, el enfoque dinámico le da un papel preponderante al medio sociocultural en el desarrollo intelectual. Explica, entonces, los problemas de aprendizaje como producto de experiencias de aprendizaje aversivas. Para lograr un aprendizaje real, el medio debe brindarle al aprendiz oportunidades de logro, con el fin de que este se vea estimulado. Se entiende así que los factores afectivo-emocionales pueden activar o desactivar la conducta intelectual. La evaluación tiene como fin determinar los apoyos necesarios para desarrollar la ejecución intelectual, y los déficit se analizan con relación a la manera como el sujeto procesa la información.
Finalmente, desde el enfoque pedagógico, se busca responder a la pregunta por que un alumno fracasa en determinadas tareas escolares, o por que presenta conductas inadaptadas y como se puede intervenir correctivamente. Este abordaje puede definirse como esencialmente practico, ya que la evaluación se centra en la observación del proceso enseñanza – aprendizaje, con relación a las demandas curriculares. Para ello se sirve de diferentes instrumentos, como tests psicológicos, pruebas objetivas, listas de control y exámenes tradicionales, entre otros. El diagnostico pedagógico es, a su vez, puente entre la evaluación y la orientación, apuntando siempre a la superación de las dificultades y el desarrollo continuo del alumno. Entre sus objetivos se encuentra la adaptación de los elementos del proceso enseñanza – aprendizaje.
De la breve descripción anterior se infiere que la praxis psicopedagógica puede variar considerablemente, dependiendo del enfoque desde la cual se practique. Si bien es admisible, y recomendable, aprovechar la amplia gama de procedimientos que se derivan de los diferentes enfoques, combinándolos adecuadamente, es importante que como profesionales tengamos claro nuestra concepción de inteligencia y de aprendizaje, así como de los objetivos de una evaluación y diagnostico psicopedagógicos. Esta posición, tomada como un compromiso, nos sitúa inmediatamente en un paradigma que rige nuestra manera de “enfocar” una situación. Una praxis seria y ética exige una toma de conciencia sobre nuestra labor, y como esta afecta a las personas con las que tratamos.
Mi visión de mundo es esencialmente humanista, y, en el sentido de Hegel, concibo el desarrollo intelectual (Bildung) del individuo como el objetivo primordial de la existencia humana. En consecuencia, considero que mi labor debe respetar este derecho desde una praxis enfocada hacia las posibilidades de la persona, no hacia sus limitaciones.
Parto de la idea que los seres humanos podemos crecer, en un sentido intelectual y moral de la palabra, de manera infinita. El crecimiento se detiene o se reduce, en la medida en que nosotros mismos, o nuestro medio, nos impongamos limites.
Las limitaciones físicas no representan limites, sino cambios, que suponen otras formas de crecimiento, igualmente ilimitado.
Considero que los limites más poderosos, sin embargo, los más difíciles de derribar, son los representados por la palabra: dislexia, hiperactividad, déficit atencional, agresividad, entre tantas palabras de peso capital. La evaluación que se centra en el diagnostico como finalidad absoluta, busca “la palabra”, busca “nombrar” la condición, busca un elemento responsable que justifique el fracaso de un alumno dentro de un sistema. Impone limites. Cierra puertas.
Una evaluación que se centra en el ser humano y su potencial de crecimiento, busca posibilidades, busca fortalezas, busca “que hacer”. No justifica. No juzga. Busca caminos. Derriba los limites que truncan el crecimiento.
Bibliografía
García Vidal, Jesús. Enfoques de la evaluación. Editorial ESO. España, 1998.
Lorenz, Kuno. Meyers kleine Philosophie. Bibliographisches Institut Mannheim. Zurich, 1987.