domingo, 31 de julio de 2011

ADOLESCENCIA Y CEREBRO

Posiblemente uno de los periodos más difíciles para los padres, y definitivamente el más complejo para nuestros hijos, la adolescencia es sin duda una etapa de grandes ajustes, en la que se requiere de mucha paciencia, capacidad de escucha y dotes de observación.
Siendo esta la etapa que los prepara para la adultez y para asumir plena responsabilidad sobre sus vidas, en cierta forma, esperamos que el adolescente actúe ya como un adulto. A menudo los padres se sienten desconcertados con la toma de decisiones de sus hijos e hijas adolescentes, con su falta de consideración, sus reacciones desproporcionadas, sus actos impulsivos, sus conductas rebeldes… sin embargo, es importante recordar que esta es una etapa de preparación a la adultez, y hay varios factores que inciden en este “ultimo empujón” que vuelve a los adolescentes “seres imperfectos”.
Investigaciones relativamente recientes confirman que, contrario a lo que se pensaba hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, el cerebro humano vive una segunda etapa de crecimiento intenso (la primera es desde el nacimiento hasta los 3 años de edad) que inicia poco antes de entrar a la pubertad, y se prolonga durante la adolescencia. Según el psiquiatra estadounidense Jay Giedd, el cerebro del adolescente esta “en construcción” hasta el final de la adolescencia, pero contrario a lo que sucede durante el desarrollo del cerebro en la primera infancia, durante el cual se agregan conexiones y neuronas, en esta segunda etapa de desarrollo lo que tiene lugar es algo semejante a una “poda”. De acuerdo a una política de “úsalo o piérdelo”, el cerebro realiza una rigurosa selección de neuronas para reducir, dramáticamente, el numero de neuronas acumuladas durante los primeros años de vida. Esta selección es necesaria para lograr el raciocinio propio de la edad adulta, y afecta ciertas áreas del cerebro más que otras.  La corteza cerebral, por ejemplo, sufre un cambio dramático durante este periodo. Algo así como el Gerente General del cerebro, tiene a su cargo control y planeación, memoria de trabajo, organización y modulación de las emociones. Mientras la corteza cerebral no haya culminado su “poda”, los adolescentes tienen dificultades para controlar sus impulsos, razonar y, en general, tomar decisiones acertadas. El cuerpo calloso, encargado de coordinar la información entre ambos hemisferios cerebrales, también se ve comprometido durante la adolescencia; esto se manifiesta específicamente en la adquisición de lenguaje. Las funciones de asociación lingüística se encuentran en su estado óptimo durante los primeros doce años de vida, para luego desmejorar significativamente. Esto explica por qué es más difícil aprender un idioma después de esta edad. El cerebelo, por su parte, se encarga de la coordinación física y de mejorar todas las actividades relacionadas con habilidades de pensamiento de nivel superior, y es otra parte del cerebro que sufre grandes cambios durante la adolescencia. Más determinado por el ambiente que por los genes, el cerebelo del adolescente lo capacita para manejar su compleja vida social y para poder lidiar con varias actividades al mismo tiempo.
Con base en todo lo anterior, podemos imaginarnos a nuestros adolescentes “en construcción”, con muchas de sus funciones emocionales y sociales comprometidas, a la vez que sus habilidades de aprendizaje se encuentran  cada vez mas reforzadas. Esto último representa un atributo positivo de “doble filo”. El cerebro adolescente aprende muy bien,  pero no es selectivo en lo que aprende. Por ello, el consumo de drogas durante la adolescencia representa un riesgo mayor. Dado que el cerebro adolescente está en constante reestructuración y aprende mucho más rápido que en cualquier otro momento de la vida, el camino a la adicción es más corto y más fácil.  Al mismo tiempo, el ingreso de sustancias tóxicas al sistema nervioso, sean estas drogas ilegales (marihuana, cocaína, etc.) o legales (alcohol, cigarrillos), afectará el proceso de reducción de neuronas negativamente, y el desarrollo de habilidades cognitivas y emocionales podría verse seriamente comprometido.
Según esta perspectiva de “poda” o reducción de neuronas, la calidad y la cantidad de actividades que conforman la vida diaria del adolescente tendrán un impacto directo en esta etapa de desarrollo cerebral, con los consecuentes resultados cognitivos y emocionales. En general se puede concluir que un régimen de vida equilibrado, con amplia estimulación intelectual y afectiva, actividad física diaria, así como una dieta balanceada, fomentará un “recorte cerebral” más rápido y eficiente. Como padres, entendemos que nuestros hijos e hijas adolescentes requieren ahora, más que nunca, de nuestra guía y apoyo, en forma de una comunicación abierta (no debe haber tabúes, y es de suma importancia que el adolescente pueda acudir a sus padres con cualquier duda o preocupación), poniendo limites y reglas coherentes y apropiadas para la edad (si bien no son adultos aun, tampoco son niños; los preparamos para la independencia y la autosuficiencia, dentro de sus capacidades y habilidades), y proporcionando estructuras de apoyo que le permitan satisfacer sus necesidades sociales, intelectuales y físicas sanamente.
“Si había un río en el lugar donde crecimos, probablemente lo oiremos siempre.”
Ann Zwinger

COMO SER BUENOS PADRES Y PERSONAS FELICES

Pocas experiencias en la vida de un ser humano tienen un impacto tan profundo como es la llegada de un hijo o hija. A las madres y padres primerizos se les advierte “después de un hijo tu vida ya no es la misma”… Al asumir nuestro rol de padres tenemos que realizar adecuaciones en todos los aspectos de nuestra vida para poder dar cabida a este nuevo ser, al cual nos entregamos con amor y dedicación absolutas. Cambiamos nuestras rutinas de sueño y vigilia, comidas y ejercicios; ponemos mayor atención en el cuidado del hogar, su seguridad e higiene; abandonamos ciertas costumbres de tiempo libre, como el dormir hasta tarde o trasnocharnos con amigos… sin duda, el centro de nuestro universo es nuestro hijo, y todo gira alrededor de esta nueva vida.
Estos cambios son necesarios, ya que nuestros hijos dependen de nosotros y como padres responsables buscaremos crear el entorno mas propicio para su desarrollo.
Sin embargo, es muy importante que este cambio de vida no se interprete como sacrificio y privación del ser “yo” a favor del ser “padre”… como todo en la vida, los extremos nunca son sanos, y la respuesta esta en el equilibrio. Al convertirnos en padres no se anula la persona que somos, ni nuestros sueños, ambiciones, pasiones y necesidades… el ser padre o madre es una faceta más de nuestra persona, y debe incorporarse armoniosamente al resto de nuestro yo. Esto es importante no solo para nuestra salud mental y nuestro equilibrio interno, lo es además para el sano desarrollo emocional y social de nuestros hijos. Padres y madres abnegados y sacrificados no son el ideal – el ideal son padres y madres felices y realizados, que servirán a sus hijos como modelos de felicidad y realización personal. Por lo tanto, nuestra meta ha de ser lograr ser buenos padres, a la vez que somos esposos comprometidos, amigos leales, ciudadanos activos, profesionales responsables y personas con intereses y espacios propios. Recordemos siempre que el tiempo en el cual nuestros hijos nos acompañan es pasajero… nuestra función como padres es, precisamente, prepararlos para que puedan abandonar el nido y emprender su propio vuelo.  Cuando esto sucede, algunos padres se sienten solos y no encuentran sentido a su existencia, ya que han vivido exclusivamente “para y por” sus hijos, dejando ahora su partida un doloroso vacío. Esta situación no es deseable, ni para los padres, ni para los hijos. ¿Que podemos hacer para armonizar nuestro “ser padre” con nuestro “ser yo”?
Es muy importante que cuidemos nuestra relación de pareja. Padres que se preocupan por su felicidad conyugal modelan a sus hijos competencias interpersonales y les brindan mayor sentido de seguridad.
En este sentido asegúrense de no ceder ante la tentación de permitir que sus hijos duerman con ustedes y enséñenles a respetar su cuarto como su espacio privado.
Salga con su pareja – sin los niños – por lo menos una vez al mes. Estas salidas pueden ser tan sencillas como tomarse una gaseosa en la soda del barrio; la idea es salir de la casa y compartir un momento “de pareja”. Compartan un espacio de conversación en privado a diario – demuestren interés por el otro, compartan sus alegrías y penas, mas allá de la preocupación por los hijos. No involucren a sus hijos en los conflictos de pareja, ya que podría confundirlos y fomentarles miedos.
A nivel individual, no abandone sus propias necesidades y mantenga siempre una sana dosis de egoísmo, enseñándoles a sus hijos la importancia del amor propio y el autorrespeto. Acostúmbrese a tomarse un tiempo a solas todos los días – salir a caminar, escuchar música, leer o simplemente sentarse a contemplar el paisaje… esto es importante porque le ayuda a recargar energía y encontrar su estabilidad interna, para así poder abrirse a los demás. Fomente en sus hijos esta práctica – el tiempo a solas es necesario para la reflexión, la creatividad y la relajación.
Si tiene un sueño, no lo abandone “por mis hijos”… busque la manera de acomodarlo a su nueva situación, acérquese a ese sueño por etapas, pero no desestime su realización. Modele a sus hijos perseverancia, tenacidad y capacidad de superación, esto será de mayor beneficio para ellos que un sacrificio malentendido.
Saque tiempo para cultivar la amistad; desarrolle una rutina de llamadas telefónicas o correos para mantenerse en contacto con sus amigos y trate de coordinar encuentros o salidas con cierta periodicidad. Modele a sus hijos el valor de la amistad y competencias sociales; su propia dinámica social incidirá de manera importante en las habilidades sociales de sus hijos.
En pocas palabras: padres y madres felices reúnen las condiciones ideales para educar a sus hijos para la FELICIDAD.


lunes, 25 de julio de 2011

LA ESTIMULACION TEMPRANA

Desde los campos de investigación de la Psicología, la Medicina y  la Neurociencia, se ha establecido con absoluta certeza que la capacidad de aprendizaje del ser humano es ilimitada, y que esta no depende exclusivamente de factores genéticos o innatos, sino de una interacción compleja entre estas estructuras con las que nacemos y las experiencias que tenemos, especialmente, en los primeros años de vida.  La interacción entre las bases genéticas y las experiencias ambientales es un factor primordial en nuestro desarrollo general y en la forma como aprendemos. Hoy sabemos que el cerebro humano tiene una plasticidad y capacidad de asimilación superior durante los primeros 3 a 5 años de vida – condición que inicia a decrecer después de esta edad. Con base en esta disposición neuronal particular se establecen periodos críticos de aprendizaje, también denominados “ventanas de oportunidad”, durante los cuales el impacto de factores ambientales será dramático y específico dentro del desarrollo del niño. 
En la tabla que se muestra a continuación se pueden observar las diferentes áreas de desarrollo, y el periodo de tiempo durante el cual la estimulación de estas áreas obtiene los mejores resultados.

LAS VENTANAS DE OPORTUNIDAD
Periodo Prenatal
Nacimiento
1 año
2 años
3 años
4 años
5 años
6 años
Desarrollo motor


Control emocional


Visión


Apego social


Vocabulario


Aprendizaje de una segunda lengua

Matemáticas – Lógica


Música


















Fuente: Rethinking the Brain. Families and Work Institute, Washington, junio 1996

Se puede ver que el mejor momento para aprender una segunda lengua, por ejemplo, es durante los primeros 6 años de vida. Durante estos primeros años, los niños están “programados” para aprender a hablar en cualquier idioma que el entorno utilice para comunicarse con ellos. Este proceso de adquisición del lenguaje tiene lugar a partir de unas estructuras cognitivas básicas, innatas, y se lleva a cabo a una velocidad mayor que en cualquier otro momento de la vida.
Por otro lado, la estimulación de la visión debe darse en el primer año de vida para que esta se desarrolle plenamente. Esto se logra suministrando al bebé un entorno rico en colores, formas y movimientos, de manera que desde su nacimiento se refuerce el uso de la vista en la comunicación con su entorno. La carencia del estímulo visual apropiado podría retrasar el desarrollo de la visión, e incluso atrofiarla.
Si Usted desea fomentar en su niño o niña la aptitud para la música, es importante que la música forme parte de su entorno diario, pero es a partir de los 2 años que las áreas del cerebro encargadas de procesar y coordinar  la percepción y discriminación auditiva se encuentran en la etapa ideal para el aprendizaje de un instrumento, por ejemplo. Esta etapa idónea para la estimulación de las habilidades musicales culmina, aproximadamente, a los 6 años. Esto no quiere decir que después de esta edad no podrá convertirse aun en un músico talentoso, pero el aprendizaje requerirá de mayor esfuerzo, y será más lento.
La estimulación adecuada y oportuna de las diferentes áreas de desarrollo tiene como objetivo aprovechar esta capacidad de aprendizaje y adaptabilidad del cerebro, para fomentar y potenciar el desarrollo intelectual, emocional, físico y sensorial del niño durante sus primeros 3 años de vida, proporcionándole estímulos que favorecen  el desarrollo de las áreas neuronales de interés. Esta estimulación incide dramáticamente en la manera en la que el niño se relacionará con su entorno en el futuro, específicamente, con las experiencias de aprendizaje que de éste se derivan.
Como padre o madre, Usted puede seguir algunas recomendaciones muy sencillas que  no requieren de una inversión material importante, ni tampoco de mucho tiempo,  pero que tendrán un impacto importante en el desarrollo de sus hijos si se siguen de manera constante:
1.     Hable con su hijo desde el primer día de vida. Léale cuentos, cántele... Procure siempre que sus miradas estén a la misma altura, y acompañe sus palabras de gestos y expresiones faciales.
2.     Juegue con su hijo! La mejor manera en la que un niño aprende es jugando, y el juego debe ocupar la mayor parte de su tiempo. 
3.     Un niño no necesita juguetes costosos, ni herramientas sofisticadas… una caja, un trapo, una cuerda o una bola son objetos maravillosos para un niño que está descubriendo el mundo. Los objetos más simples despiertan su curiosidad y activan su imaginación, fomentando así habilidades intelectuales de nivel superior.
4.     Utilice rimas, canciones y coplas para acompañar movimientos que Usted desea enseñarle. Sonido y movimiento son agentes de aprendizaje muy poderosos…
5.     Permítale a su hijo moverse libremente, tocar y saborear las cosas que están a su alrededor, siempre en un entorno seguro y libre de riesgos, donde se le posibilite el desarrollo de la autonomía. Diferentes experiencias sensoriales estimulan el desarrollo cognitivo y ayudan a construir estructuras mentales que servirán de base para futuras situaciones de aprendizaje.

La estimulación temprana no debe entenderse como un método para acelerar el desarrollo del niño y convertirlos en pequeños “genios”, sino como una oportunidad para ayudar a nuestros hijos a descubrirse a sí mismos y su entorno de una forma natural. La estimulación debe ser una experiencia positiva, basada en el amor y el respeto, por lo tanto nunca debe forzarse a un niño a realizar determinada actividad, ni debe presionárselo para que logre cierta meta. La estimulación temprana es acompañar a su hijo en el proceso de aprendizaje, ayudando a que este sea eficaz, y tenga lugar en el momento oportuno.

PICTOGRAMAS PARA IMPRIMIR




FICHAS PARA IMPRIMIR - DIBUJOS INCOMPLETOS / TRAZOS





CREATIVIDAD Y TALENTO


Nos encontramos al inicio de un nuevo siglo, y de una nueva era, donde los avances tecnológicos se precipitan, a la vez que el planeta debe lidiar con problemas nuevos y alarmantes, para muchos de los cuales nos encontramos aun sin respuesta. El ser humano se enfrenta hoy a retos de gran magnitud. El cambio climático, contaminación, guerras, injusticia social, violencia, hambruna, epidemias y muchos problemas más contrastan con la comunicación digital, tratados y acuerdos económicos internacionales, libertad de expresión como nunca antes en la historia de la humanidad, avances en salud y educación.   Nuestro mundo es un mundo de contradicciones, y ninguno de los problemas que aquejan nuestras sociedades puede resolverse con recetas obsoletas. Hoy, más que nunca, inteligencia y creatividad se vuelven requisitos imprescindibles para nuestra supervivencia: la de la raza humana, y la del planeta Tierra. “La creatividad constituye un aspecto esencial del ser humano puesto que es el único ser capaz de transformar el medio, crear cultura y transformarse a si mismo. La creatividad es una de las manifestaciones de la psiquis del hombre que lo diferencia de los animales.” (Congreso Misión Futuro, 1999).
Los conceptos de “creatividad” y “talento” se confunden en el lenguaje cotidiano con los adjetivos “artístico” y “hábil”, a menudo sugiriendo su interdependencia, siempre, sin embargo, aludiendo a tipos de personas excepcionales de una manera u otra. En la práctica docente utilizamos el adjetivo “creativo” o “talentoso” para referirnos precisamente a aquel alumno o alumna que se destaca entre los demás, asociando al talentoso directamente a un área o materia, y calificando de “creativo” alguna expresión visualmente llamativa.
Sin embargo, para poder abordar los temas de creatividad y talento desde una perspectiva profesional, especialmente en el área de la educación, su conceptualización precisa es de rigor.
Ambos conceptos deben analizarse desde sus referentes culturales, ya que la cultura de un grupo determina en gran medida las características de aquel que es considerado talentoso y / o creativo (Beirute, 1995). Al mismo tiempo, debemos alejarnos de la visión estrictamente psicométrica que define al talentoso (mas que al creativo) desde su capacidad intelectual cuantificable, y que, además, restringe lo intelectual al ámbito académico.
Gowan (1972) propone cuatro grupos de teorías para el estudio de la creatividad:
1.    Cognitivas, racionales y semánticas.
2.    De personalidad y factores ambientales.
3.    Salud mental y ajuste psicológico.
4.    Psicoanalíticas y neopsicoanaliticas.
Dentro de las primeras la creatividad se define como racional, y se enfoca más en el producto del pensamiento creativo y la solución de problemas. Desde la perspectiva ambientalista, se enfatiza el papel del entorno sobre el desarrollo de la creatividad, como la mediación social, la modelación, la oferta de oportunidades o la influencia familiar. El enfoque de salud mental y ajuste psicológico parte de la propuesta de crecimiento humano, como la autorrealización que se encuentra en las teorías de Maslow (1959) y Rogers (1975). Por último, desde la teoría psicoanalítica de Freud, la creatividad no sería sino la manifestación de la tensión resultante del conflicto entre lo real y lo inconsciente, y los psicoanalistas ven los procesos creativos cercanos a la neurosis y la psicosis.
Al intentar definir creatividad, Renzulli (1994), en un estudio sobre superdotados, y a partir de la Teoría de los Tres Aros, propone que la creatividad se mida y valore según:
·         la originalidad para resolver problemas,
·         capacidad para romper con lo establecido y las normas convencionales cuando es necesario,
·         capacidad para cumplir con las principales demandas que son pocos comunes en una carrera.
Destaca en esta propuesta la palabra “originalidad” y la característica “romper con lo establecido”.  La persona creativa se caracteriza por el pensamiento divergente, la curiosidad constante, así como por la necesidad de formular problemas nuevos, por encima de la necesidad de  resolver problemas expuestos (Beirute, 1995).
Saturnino de la Torre, por su parte, hace un planteamiento sumamente interesante cuando habla de creatividad paradójica como aquella que surge en respuesta a la adversidad, el dolor, la pérdida o la carencia. Según este autor, el pensamiento creativo podría ser estimulado por la adversidad, por obstáculos o dificultades severas. En consecuencia, podemos inferir, el pensamiento creativo podría atrofiarse si la vida es “demasiado fácil”. Es casi imposible contradecir un planteamiento que, además, podemos confirmar en nuestra práctica docente. A menudo creemos observar un patrón, cuando notamos una correlación entre ambición, voluntad para superarse y excelencia académica entre aquellos estudiantes cuyas condiciones de vida son menos aventajadas que las de los demás compañeros y compañeras del aula.
La creatividad, entonces, puede ser estimulada y fomentada desde diferentes contextos, pero, sobre todo, desde el aula. Retomando la idea del “pensamiento divergente” y la “formulación de nuevos problemas” como características propias de la persona creativa, no podemos sino alarmarnos ante la realidad que se viven en las aulas: copiado de la pizarra de textos interminables, memorización de preguntas y respuestas, “coreo”  y, en general, escasa participación del alumnado en el proceso de aprendizaje. Para estimular la creatividad debemos enfocarnos en la investigación, el trabajo independiente y el trabajo cooperativo, de forma que sean los estudiantes quienes hagan las preguntas, busquen las respuestas, y formulen nuevas preguntas a partir de las respuestas encontradas. Se debe avivar la discusión, y alentar las propuestas “fuera de la caja”, lo que, paralelamente, requiere de una reformulación de los procedimientos de evaluación. El alumno creativo no dará respuestas prefabricadas, y el maestro debe estar “a la altura” de los estudiantes curiosos, indagadores y originales, deber ser creativo.
Podemos afirmar, entonces, que la creatividad es una característica de la raza humana, más desarrollada en algunas personas, que ha garantizado nuestra supervivencia, que  nos ha permitido no solo responder a diferentes problemas de las formas más diversas, sino también  evolucionar de manera vertiginosa a partir de una curiosidad constante y una motivación intrínseca por formular problemas nuevos.
En el lenguaje cotidiano, la creatividad y el talento suelen confundirse como aspectos de un mismo elemento, comúnmente asociado a la inteligencia superior. Sin duda la creatividad no puede manifestarse si no existe un cierto grado de inteligencia, pero esta no debe entenderse exclusivamente en términos académicos, sino desde una perspectiva integral. Una persona que no lee ni escribe puede ser extremadamente creativa, y, de hecho, desde el planteamiento de De la Torre reaccionar a esta dificultad con una respuesta totalmente innovadora.
Sin embargo, la persona talentosa no necesariamente debe ser creativa. Aquí es donde la definición se hace imprescindible, ya que en el aula debemos fomentar y estimular la creatividad, a la vez que debemos detectar y apoyar el talento. El talento puede definirse como “una capacidad superior en algún área” (Beirute, 1995), y esta capacidad o habilidad no necesariamente está conectada al desempeño puramente académico. Partiendo de la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner (1983), los talentos humanos pueden agruparse en:
1.    Lingüística
2.    Espacial
3.    Musical
4.    Corporal, estética
5.    Lógica, matemática
6.    Intrapersonal
7.    Interpersonal
Las diferentes teorías alrededor del talento concuerdan en que hay diferentes factores que inciden en que una persona desarrolle un talento especial. Se parte de una  predisposición genética, un “don”, que, si es detectado y estimulado apropiadamente, puede desarrollarse plenamente.
Identificar a un alumno talentoso no es siempre sencillo. Algunos niños reciben experiencias educativas tempranas por lo que suelen destacarse en diversas áreas escolares: la lectura, por ejemplo, o el dominio de un instrumento musical. Sin embargo, ni siquiera el hecho de que un alumno domine rápidamente todas las asignaturas es necesariamente un indicador de talento.
Las pruebas individuales o colectivas de C.I. suelen aplicarse para la identificación de niños brillantes, aunque distan de ser perfectas. Entre las recomendaciones para la identificación de talentosos y superdotados se encuentran también los estudios de caso, proyectos científicos, exhibiciones, ejecuciones, audiciones y entrevistas (Woolfolk, 1999). Las pruebas de creatividad son especialmente recomendadas para niños cuya superdotacion  o talento podría no ser reconocido mediante los instrumentos tradicionales, por ejemplo en alumnos que provienen de grupos minoritarios, que se pueden encontrar en desventaja con otras pruebas (Maker, 1997).
En la práctica docente existe una creencia muy extendida de que el niño talentoso es a la vez un niño aplicado y académicamente brillante. Este prejuicio interfiere con la detección temprana del niño talentoso y con la estimulación y desarrollo de sus habilidades, provocando la consecuente frustración. El niño rebelde, el niño que se aburre y se distrae, el niño que siempre está preguntando, el que tiene un agudo sentido del humor, que hace amigos con facilidad, responde más al perfil del niño talentoso que el “nerd” que se esconde en sus libros(Beirute, 1995). 
Nuestro sistema educativo, las aulas sobrepobladas, y la muy pobre información del personal docente en el área de talento y creatividad podrían ser causantes de un ambiente educativo en el que no solo se está ignorando el talento nacional, sino frustrándolo en sus mismos inicios. El niño talentoso requiere ser detectado, primero, lo que  a su vez supone una observación estructurada por parte de sus maestros, a lo largo de un periodo de tiempo, en diferentes actividades. Luego, este talento debe ser atendido, estimulado y guiado a su pleno desarrollo.
Dentro del marco de la atención a la diversidad se exige que se hagan las adaptaciones curriculares pertinentes, teniendo en cuenta las capacidades de cada alumno y sus características.  El niño talentoso requiere de un currículo diferente, en el que se hagan adaptaciones en los elementos básicos:
·         La materia a impartir ha de ser más amplia, tanto en extensión como en profundidad.
·         La metodología debe ser creativa y fomentar la producción, no la reproducción
·         Se debe permitir un manejo flexible de tiempo y ritmo de aprendizaje.
·         La evaluación debe adaptarse a las capacidades individuales.
Manzano (1997) cita tres modelos que se han venido aplicando en la educación de superdotados y talentosos, tanto en Europa como en Estados Unidos:
1.    Agrupamiento (segregación)
2.    Aceleración
3.    Enriquecimiento

En el Modelo de Agrupamiento se segregan a los niños talentosos para darles una enseñanza especializada, conformando grupos homogéneos por capacidades, y no por edad. Este agrupamiento puede presentarse en forma de escuelas especializadas, que reciben exclusivamente alumnos talentosos. También se pueden encontrar “escuelas satélite” que agrupa niños de diferentes centros educativos dos días a la semana para cursos específicos. Finalmente, la “escuela dentro de la escuela” es una alternativa dentro del mismo colegio, en forma de aula que funciona exclusivamente para la atención diferenciada de niños talentosos.
El Modelo de Aceleración propone colocar al niño en algún curso más avanzado, considerando su edad mental.  Este modelo es bastante popular en los Estados Unidos, donde se practican al menos seis estrategias de aceleración del currículo (Manzano, 1997):
·         Clase unitaria: transversalizacion de todo el currículo, de modo que el estudiante avance a su propio ritmo en todas las materias.
·         Currículo compacto: permite saltar materias que el estudiante domina.
·         Escolaridad abreviada: permite hacer dos o más cursos en uno.
·         Aceleración temática o aceleración en una o más áreas determinadas.
·         Admisión temprana a la universidad, antes de completar la educación secundaria.
·         Posición avanzada: permite ingresar a programas acelerados para avanzar cursos después de aprobar un riguroso examen.
En el Modelo de Enriquecimiento se proporciona al alumno talentoso oportunidades de aprendizaje extraescolar. Estas oportunidades pueden situarse en horario lectivo o no lectivo, en vacaciones, dentro del colegio o fuera de el. Este programa permite al niño relacionarse con otros niños de habilidades superiores, lo que ha probado ser beneficioso para el equilibrio de su personalidad e incidir positivamente en el rendimiento académico y la motivación (Manzano, 1997).
La incapacidad de la escuela tradicional para responder a las necesidades individuales de sus alumnos queda a menudo en evidencia si se analizan las biografías de los “genios celebres”. Considero aquí unos pocos hombres famosos, que, por haberse educado en épocas en que la pedagogía consistía poco más que en adoctrinacion, han vivido experiencias escolares poco gratificantes, precisamente del tipo verticalista y de reproducción mecánica que nada tiene que ver con estimulación intelectual.
Albert Einstein es un clásico ejemplo de niño superdotado cuyas capacidades intelectuales superiores pasaron inadvertidas hasta su juventud. Su desarrollo fue lento: aprendió a hablar tan tarde, que sus padres temían que fuese retardado (Prause, 1991). Detestaba involucrarse con cualquier cosa que no despertase su interés y en la escuela se aburría profundamente. En su biografía afirmo que “el método del miedo y la violencia le había robado todo gusto por la escuela”, añadiendo que “allí se aniquilaba el placer, la curiosidad sagrada de la investigación”.  Decidido a no sufrir más bajo la estricta y absurda tutela escolar, Einstein se las arreglo para abandonar el colegio antes de graduarse. Años mas tarde, y como consecuencia de la fuerte insistencia de su padre, ingreso al Instituto Politécnico de Zurich, Suiza, donde sus habilidades matemáticas llamaron la atención de los profesores y... el resto es historia.
El famoso músico estadounidense George Gershwin (1898-1937), al igual que Einstein, se destacaba por su profunda aversión hacia la escuela. No solía entusiasmarse con nada, y “pasaba aburrido” hasta que el padre adquirió un piano de cola... La familia le permitió tomar clases de piano y George progreso vertiginosamente. No obstante, en la escuela era un niño problema (Prause, 1991), y abandono las aulas definitivamente a los 15 años, para dedicarse exclusivamente a la música, convirtiéndose en uno de los mas notables compositores del siglo XX.
Winston Churchill (1874-1965), celebre político británico, recordaba en su biografía que:
“los años escolares son, en retrospectiva, no solo los mas desagradables de mi vida, sino también los mas aburridos e improductivos. Yo era un niño descomplicado y alegre, y desde que soy adulto, me he sentido año tras año más feliz. Pero los años escolares que se extienden entre la infancia y la adultez representan en el mapa de mi vida una triste mancha gris. Estos fueron una serie continua de experiencias penosas, que en aquellos tiempos no eran nada minúsculas, de esfuerzos absurdos que no llevaban a nada: años de apatía, de obligación, de monotonía, de sin sentido.” (Prause, 1991).
Jorge Luis Borges, escritor argentino, en su autobiografía afirma que su excelente educación solo se vio interrumpida “por los inútiles años de educación escolar obligatoria”.
Hoy en día existe un claro consenso entre los expertos que los niños talentosos requieren de una atención especial, y los maestros deben estar capacitados para suministrarla: alentar el pensamiento abstracto, la creatividad y la independencia, en vez de enfocarse en la transmisión de una gran cantidad de hechos (Woolfolk, 1999).
El aburrimiento y el rechazo por el espacio escolar, como se puede apreciar de los comentarios citados anteriormente, son algunas de las manifestaciones más visibles en los niños superdotados que no reciben la atención adecuada. Si bien la educación y sus métodos han mejorado notablemente desde que Einstein, Gerschwin o Borges eran alumnos, no todas las aulas de hoy están preparadas para la atención a la diversidad, representando esta carencia para todos los niños con necesidades educativas especiales, como los talentosos, fuente de frustración y tristeza.
Creatividad y talento son manifestaciones de la humanidad excelsa, la que hizo posible el salto de la oscuridad a la iluminación, del gesto a la palabra, del deseo a la poesía, de la imaginación al arte, de la pregunta a la ciencia… Uno de los retos más grandes a los que se enfrenta la humanidad hoy es lograr el salto del egocentrismo al amor, en cierta forma, una regresión al SER HUMANO. Hoy, más que nunca, necesitamos hombres y mujeres que formulen preguntas – las mas incomodas y difíciles de contestar, curiosos, osados e intrépidos. Necesitamos personas que se opongan a lo establecido,  innovadores y visionarios, facilitadores de un cambio profundo y trascendental.

Preguntémonos: ¿Qué personas formamos en nuestros centros educativos? ¿Cuál es el futuro de la humanidad?

domingo, 24 de julio de 2011

APRENDER A LEER

Cada persona establece con la lectura una relación muy particular que puede estar caracterizada por el rechazo o el temor, o bien por la curiosidad y  el placer. En todo caso: leer es un acto emotivo, mas allá de los procesos cognitivos que están implicados en él.
Históricamente, la lectura era un privilegio reservado a grupos selectos y no se enseñaba libremente. De la mano con la aparición de la escritura (los primeros jeroglíficos aparecen hace unos 5 000 años y los primeros alfabetos fonéticos hace 3 500 años, aproximadamente), la lectura estaba ligada a los grupos de poder: el clero y la realeza. Desde el establecimiento de la licencia previa de impresión en la diócesis de Metz en 1485, hasta el Index Librorum Prohibitum de la Sagrada Congregación de la Inquisición de la Iglesia Católica Romana en 1559, se documenta una aplicación sistemática de la censura literaria por la iglesia. También en la realeza, en la corte de Luis XV se publican ediciones censuradas, de autores clásicos que el rey autorizó a leer a su hijo, clasificadas como “ad adsum Delphini” (para uso del príncipe). En la época contemporánea encontramos sendos ejemplos de censura literaria o de prohibición absoluta de ciertas publicaciones en todas las dictaduras del planeta, restricciones que en algunos casos llevaron a la quema de libros, como se dio, por ejemplo, durante el III Reich, bajo la orden de Hitler. Todo esto nos indica que la lectura puede resultar peligrosa y amenazante para ciertos grupos, y podemos entonces concluir que el acto de leer tiene connotaciones filosóficas, sociales y políticas de hondo calado. La lectura puede llegar a ser de importancia vital para una persona, y convertirse en su sentido de vida: Sor Juana Inés de la Cruz se convierte en monja para poder saciar su sed intelectual mediante el acceso a la vasta biblioteca del convento; Jorge Luis Borges trabaja durante décadas en una pequeña oficina en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, por una mísera paga y con la vista desfalleciente, para leer cada uno de los textos allí guardados; el monje protagonista de la novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa, pone en juego su propia vida para poder leer los “libros prohibidos” ... el deseo por leer puede convertirse en una obsesión, y la lectura puede provocar los mas intensos sentimientos.
La alfabetización del pueblo data del siglo XIX, cuando en Europa se inician las primeras campañas, entre las cuales las más exitosas fueron  aquellas organizadas por los países de religión protestante, ya que en estos se considera un derecho fundamental del hombre el poder leer la Biblia.
Hoy en día, el aprendizaje de la lecto – escritura constituye la primer meta de la escolaridad obligatoria y ocupa, junto a la aritmética, la mayor cantidad de tiempo dentro de las aulas de Primer Grado.
Pero, ¿que es leer? Según Weaver (s.f.), se pueden plantear tres definiciones de “leer”:
  1. Saber pronunciar las palabras escritas
  2. Saber identificar las palabras y el significado de cada una de ellas.
  3. Saber extraer y comprender el significado de un texto.
La lectura carece de valor si se elimina su significado, ya que una persona que es capaz de pronunciar una serie de fonemas agrupados no obtiene “ganancia” de la lectura, y esta se vuelve un simple ejercicio fonético. Podemos afirmar que una persona que “sabe leer”, no solo domina la mecánica lectora, sino también su significado. No obstante, en la practica educativa nos encontramos con numerosos casos de alumnos y alumnas que reconocen el significado de las palabras que leen, pero son incapaces de extraer y comprender el significado del texto como un todo.
La lectura requiere de ciertas condiciones para que se pueda aprender. En primer lugar, el alumno debe estar en capacidad de percibir, con su vista, formas graficas. Además, su capacidad memorística debe permitirle retener formas vistas y reconocerlas posteriormente. Mediante la fonación debe estar en capacidad de articular oralmente las letras, silabas o palabras escritas. Esta fonación requiere de capacidad auditiva, ya que debe repetir lo que oye, y oírse a sí mismo repetirlo, con el fin de aprender la pronunciación de letras, silabas y palabras. Por ultimo, se requiere del funcionamiento de las áreas cerebrales responsables de la integración de lo percibido mediante los sentidos, para que todo adquiera significado y se culmine el proceso comprensivo.
Aparte de las condiciones físicas recién citadas, hay factores psicológicos y ambientales que incidirán considerablemente en el aprendizaje de la lectura. 
La lectura es un conocimiento que debe ser construido, y todo conocimiento se construye sobre estructuras previamente elaboradas que sirven de base para estructuras nuevas. Desde un punto de vista constructivista del aprendizaje, para que este sea real debe tener significado para el aprendiz, de lo contrario, el aprendizaje no será exitoso. Así, cuando un niño aprende a leer, la mecánica implicada en el proceso no es tan relevante para él como el significado de la lectura en sí. La enseñanza de la lecto – escritura debe ir precedida de practicas que estimulen la comprensión de la capacidad transformadora inherente al acto de leer y escribir. Acercar a los niños desde los primeros años de vida a imágenes impresas, leerles en voz alta, permitirles manipular y experimentar con papel y lápices son algunas de las actividades que fomentan el aprendizaje de la lecto – escritura. No cabe duda de que un niño que observa la lectura en su hogar, porque es practica habitual entre padres y hermanos mayores, posee previo al aprendizaje de la misma las estructuras mentales que se derivan del modelaje.
Por lo tanto, cuando enseñamos a leer debemos crear las condiciones necesarias para que este aprendizaje sea significativo, y no atenernos rígidamente a un método o estrategia, sino desarrollar la sensibilidad necesaria para reconocer el abordaje pertinente en el grupo que estamos enseñando.

“Leer es una opción inteligente, difícil, exigente, pero gratificante. Nadie lee o estudia auténticamente si no asume frente al texto o al objeto de su curiosidad la forma  critica de ser o de estar siendo sujeto de la curiosidad, sujeto de la lectura, sujeto del proceso de conocer en el que se encuentra. Leer es procurar o buscar la comprensión de lo leído; de ahí la importancia de su enseñanza... Es que enseñar a leer es comprometerse con una experiencia creativa alrededor de la comprensión.”  Paulo Freire (1997)

Quizás sea el componente de la “gratificación” que, a menudo, queda olvidado en la enseñanza de la lectura. Hoy, mas que nunca, la lectura parece perder adeptos y, entre los jóvenes, debe competir con la tecnología del entretenimiento que suministra placer inmediato e instantáneo. La lectura, por ser “difícil y exigente” debe presentarse al aprendiz como una acción liberadora, una aventura y un placer. El aprendiz debe poder visualizar la gratificación que emana del aprendizaje de la lectura, y solo puede hacerlo si el instructor facilita su participación activa en este proceso. El maestro o maestra que enseña a leer y escribir debe ser creativo e inspirador, ya que su misión es preparar lectores auténticos, no decodificadores.
Mas adelante, cuando los alumnos ya dominan la lectura, se les debe seguir estimulando para que desarrollen hábitos lectores permanentes. Aquí es de vital importancia crear espacios para la lectura de textos que no están en el “temario” del curso, pero que despiertan el interés de los estudiantes. También es importante que se practique la lectura silenciosa, pero que siempre se ofrezcan oportunidades de escuchar lectura en voz alta, variando los escenarios lectores y las diferentes posibilidades de disfrute.
La enseñanza de la lectura es una labor de enorme importancia, y debe asumirse con toda la responsabilidad del caso. Formar lectores es formar seres humanos realizados, ya que la lectura es la herramienta esencial para poder lograr una comprensión de nosotros mismos y nuestro lugar en el mundo.

sábado, 23 de julio de 2011

INTELIGENCIA Y ESTILOS DE APRENDIZAJE

¿Alguna vez se ha preguntado por qué su hijo siempre tiene que manipular algo cuando estudia para un examen? ¿No se ha maravillado como su hija es capaz de terminar una tarea de matemáticas mientras escucha música a todo volumen? Y… ¿no le parece increíble que los dos tengan preferencias tan diferentes en cuanto al cómo y cuándo estudiar? Hoy sabemos que cada persona aprende a “su manera”, la cual depende tanto de factores internos como internos, resultando en su propio estilo de aprendizaje.
En la década de los 70 se despertó en el ámbito científico un vivo interés por las diferencias individuales en el proceso de aprender, pero no fue sino hasta en 1983 que este interés encontró su aliada perfecta en la Teoría de las Inteligencias Múltiples, de Howard Gardner. Según esta teoría, en la actualidad se identifican 8 tipos básicos de inteligencia: espacial, lingüística, lógica-matemática, corporal – cinética,  musical, interpersonal, intrapersonal y naturalista. Al evaluar estas inteligencias, cada persona revelara puntajes elevados en una o mas inteligencias, permitiendo así identificar sus fortalezas y, en consecuencia, su manera optima de aprender (Gardner, 1999, Intelligence Reframed: Multiple Intelligences for the 21st Century).
A continuación les daré una breve descripción de cada inteligencia y su respectivo estilo de aprendizaje. Esta guía es útil para niños y adultos por igual, ya que el estilo de aprendizaje determina también la manera como abordamos nuestro trabajo y nuestras rutinas diarias.
Inteligencia espacial: aprenden visualmente, necesitan “ver” lo que aprenden – imágenes, carteles, armar rompecabezas y dibujar son buenos agentes de aprendizaje.
Inteligencia lingüística: aprenden verbalmente y necesitan usar palabras, tanto habladas como escritas. Estas personas se benefician de conferencias y cátedras, pero también de la lectura de artículos y ensayos. Tomar apuntas les resulta fácil.
Inteligencia lógica-matemática: utilizan la lógica, el razonamiento y el pensamiento sistemático. Abordan las tareas de aprendizaje paso a paso y con método.  
Inteligencia corporal – cinética: aprenden de manera física. Necesitan usar sus sentidos, prefieren las experiencias de aprendizaje prácticas, que los involucran activamente (laboratorios, por ejemplo). Estas personas aprenden “haciendo”.
Inteligencia musical: aprenden de manera auditiva. Las personas con alta inteligencia musical muestran una gran sensibilidad hacia sonidos, ritmo y melodía, a menudo demostrando  un tono de voz perfecto y una habilidad extraordinaria para tocar un instrumento musical. La inteligencia musical va de la mano de las habilidades lingüísticas, por lo que las personas musicales suelen aprender mejor cuando escuchan una explicación.
Inteligencia interpersonal: propia de las personas sociables. Estas personas aprenden mejor en equipo y demuestran un sentido de empatía excepcional. Pueden escuchar las ideas de otros y compartir las propias, actuando o bien como líder, o como seguidor. Las habilidades de comunicación son la fortaleza destacada: formular preguntas, mediar y coordinar les facilita el proceso de aprendizaje. Su característica principal es la extroversión.
Inteligencia intrapersonal: aprende mejor solo, es autodidacta, disfruta del análisis profundo, la introspección, la reflexión y la formulación de predicciones. Es una persona intuitiva, cuya característica principal es la introversión.
Inteligencia naturalista: tiene la habilidad de comprender su medio ambiente, encontrar patrones y relaciones en la naturaleza, a menudo observando los cambios más sutiles. Según Gardner, las personas que exhiben una alta inteligencia naturalista suelen armonizar con la naturaleza de manera excepcional y se interesan por aprender sobre el planeta, su cuidado y sobre las diferentes especies que habitan en el. Los estudiantes naturalistas encuentran su entorno de aprendizaje ideal en proyectos de tipo laboratorio, así como en la educación fuera del salón de clases, como el aprendizaje vivencial.
Los padres que se preocupan por averiguar el estilo de aprendizaje de sus hijos obtendrán enormes beneficios. Por un lado, podemos organizar el tiempo de estudio de nuestro hijo en casa acorde a sus fortalezas, potenciando así los resultados del aprendizaje. También nos ayuda a entender lo que a veces nos parece incomprensible… a menudo, los niños que no logran aprender de la manera que se presenta el material en clase (por ejemplo, leyendo de un libro o de una pizarra) son acusados de perezosos y faltos de atención, cuando en realidad lo único que necesitan es que se les presente la lección de una manera que responda a su estilo de aprendizaje, o sea, a su inteligencia más desarrollada. Un niño cuya inteligencia se destaca en el área espacial se sentirá perdido escuchando una explicación, o copiando un texto de la pizarra. Sin embargo, si la maestra o maestro utilizara mapas, gráficos o maquetas, y si al niño se le permitiera “dibujar” en su cuaderno lo que se le explica, el resultado sería completamente diferente.
Conocer el estilo de aprendizaje de nuestros hijos también nos ayuda a la hora de escoger la escuela o colegio para ellos. Por ejemplo, un niño naturalista se desenvolvería muy bien en un centro educativo que promueve proyectos ambientales, como reciclaje y huertas orgánicas. Este ambiente sería altamente estimulante y un promotor de éxito académico. Los niños cuyo estilo de aprendizaje se apoya en la inteligencia corporal – cinética requieren de una institución en la que se fomente el deporte y las artes escénicas: actuación y danza, por ejemplo. Tanto el alumno naturalista como el corporal – cinético seguramente tendrían grandes dificultades para incorporarse a un aula cerrada, donde deben permanecer callados y quietos durante la lección.
Los estilos de aprendizaje también nos afectan en nuestra vida adulta… la manera como abordamos situaciones nuevas y como manejamos los cambios está directamente relacionada con nuestro estilo de aprendizaje personal. Cuando identificamos nuestro estilo de aprendizaje podemos mejorar nuestra productividad, optimizar nuestros esfuerzos y cambiar las condiciones de trabajo o en el hogar de forma que estén en armonía con nuestra inteligencia en particular… ¡pruébelo, y sorpréndase con los resultados!