sábado, 23 de julio de 2011

LA EVALUACION PSICOPEDAGOGICA - UN RECURSO CLAVE

Antes de ingresar a la escuela, el niño aprende a desenvolverse en un mundo más o menos predecible, idealmente bajo el apoyo y cariño incondicionales de madre y padre. El ingreso a la escuela significa el inicio de un proceso de aprendizaje, no solo académico, sino también social. La escolarización es, por lo tanto, una experiencia clave en el desarrollo intelectual y social del ser humano en la cual influyen, de manera importante, las condiciones físicas, familiares y psicológicas del educando. La evaluación psicopedagógica tiene como objetivo buscar propuestas de apoyo para los alumnos y alumnas que, de una forma u otra, experimentan dificultades en el ámbito escolar. Estas propuestas se elaboran sobre un diagnóstico de la situación particular del niño, que, a su vez, ha sido desarrollado bajo consideración de las variables biológicas, psicológicas y sociales pertinentes. Esta evaluación no puede tener como objetivo el diagnóstico en si, la “etiqueta”, sino la búsqueda de esas propuestas de apoyo que permitan al niño una escolarización en todo sentido positiva.
Cada niño es un conjunto único de talentos, habilidades y limitaciones. Algunos niños experimentan habilidades o problemas en el aprendizaje y requieren de educación especial u otros servicios para desplegar todas sus capacidades. Dichos estudiantes pueden presentar retardo mental, dificultades de aprendizaje, trastornos de comunicación, emocionales o conductuales, discapacidades físicas, autismo, lesiones cerebrales traumáticas, debilidad visual o auditiva, o bien habilidades y talentos especiales. El reconocimiento correcto y oportuno de las características individuales de cada estudiante mejorará, dramáticamente, sus experiencias de aprendizaje.
La evaluación psicopedagógica se debe realizar “en contexto” y alejarse de las categorizaciones que poco aportan a soluciones prácticas y efectivas. Por lo tanto, se debe considerar el medio en el que se desenvuelve el niño: comunidad, familia y escuela. Es importante incluir en la  evaluación psicopedagógica los datos que se desprenden del perfil comunitario, por ejemplo, ya que es dentro de esta comunidad que el niño se encuentra inmerso, y es aquí donde se debe fomentar el proceso de aprendizaje. Igualmente importantes son los datos que se desprenden de la entrevista con los padres y otros familiares, así como los maestros.
La evaluación psicopedagógica es solicitada, generalmente, por el maestro o los padres del estudiante. Docentes y padres, cada uno en su espacio de interacción con el niño, participan directamente en su desarrollo. Desde esta posición participante, docentes y padres son los primeros en notar cambios en la conducta habitual, irregularidades en el progreso escolar, problemas en el trato con la familia o con los compañeros, etc. Mediante entrevistas o cuestionarios, el proceso de evaluación psicopedagógico recoge datos que suministran padres de familia y docentes, imprescindibles para el desarrollo de un diagnóstico. Tanto padres como docentes pueden, en mayor o menor medida, indicar cuando se han observado cambios en la conducta, y pueden ayudar a asociar estos cambios a factores específicos, lo que será de enorme ayuda en el proceso de evaluación.
La evaluación psicopedagógica se presenta como un medio de apoyo en la promoción de un aprendizaje significativo para todos los estudiantes. Como tal, respeta los elementos biopsicsociales que confluyen en el proceso de aprendizaje, y los contempla no solo en el proceso de evaluación, sino también en el diseño de la respuesta educativa. Una buena evaluación psicopedagógica no puede realizarse sin la colaboración de los padres y los profesionales relacionados con el desarrollo del niño.
La identificación de las competencias curriculares, es decir, las  capacidades del alumno con relación al programa de estudio, es clave en el diseño de la respuesta de apoyo, ya que permite determinar lo que el alumno puede hacer, y no se centra exclusivamente en sus debilidades.
Es importante destacar el aspecto práctico, en el sentido de útil y aplicable, de una evaluación psicopedagógica adecuada, que permite que el docente reconozca las capacidades del estudiante y que promueve que este ultimo tenga experiencias de aprendizaje significativo.
Apoyar a nuestros hijos y alumnos en el reconocimiento de sus fortalezas es la mejor manera de ponerlos en el camino del éxito.

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